Incredulidad, miedo, indignaci�n
Mi madre tiene 65 a�os, y cuida, sola, porque es viuda, de mi abuela de 100 a�os en una casa de Hayg�n, en el Paseo de las Azucenas. Es una mujer abierta y valiente que est� siendo sometida a escarnios y humillaciones continuas. Frente a su domicilio la Asociaci�n de Vecinos instal� un campo de f�tbol donde todas las tardesnoches (hasta las 24 h) vienen grupos de j�venes a jugar. Ana Cuerdo Alonso, hija de Felicidad Alonso Casado, y nieta de Candelas Casado..
Mi madre tiene 65 a�os, y cuida, sola, porque es viuda, de mi abuela de 100 a�os en una casa de Hayg�n, en el Paseo de las Azucenas. Es una mujer abierta y valiente que est� siendo sometida a escarnios y humillaciones continuas. Frente a su domicilio la Asociaci�n de Vecinos instal� un campo de f�tbol donde todas las tardesnoches (hasta las 24 h) vienen grupos de j�venes a jugar. Se les instal� focos, pero se les olvid� instalar correctamente redes. Consecuencia: cada tarde mi madre recibe varios balonazos en su domicilio, que destrozan macetas, plantas, y suponen un peligro para mi abuela y ella misma. A nadie le importa, menos a�n a esas hordas juveniles que s�lo piensan en sus derechos. Pero esto no es lo peor. Tras el bal�n llegan los timbrazos, continuos, insistentes, y sin un �por favor�, palabra que desconocen, para que mi madre (a la que nadie ha contratado de recoge-pelotas, y no lo olvidemos, tiene una persona muy mayor a su cargo) les d� el bal�n. Si no sale, �se saltan la valla y allanan la casa busc�ndolo! Al principio abr�a y devolv�a, cuando pod�a, pero lleg� un momento en que, al ser continuo, decidi� no hacerlo porque, si no, toda la tarde deber�a dedicarla a ello. Consecuencia: m�s timbrazos, m�s allanamientos, insultos, amenazas. La gota que colm� el vaso ocurri� el pasado 18 de septiembre, sobre las 20.30: Mi madre paseaba con mi abuela centenaria del brazo en el porche cuando les pas� cerca tremendo balonazo. Inmediatamente timbrazos. Mi madre no pod�a dejar a mi abuela, as� que las hordas comenzaron a aporrear la puerta de hierro, a zarandearla. Varios comenzaron a asomarse por la valla. Mi madre meti� a mi abuela dentro de casa y sali� a decirles que ya sab�an que no iba a darles el bal�n. Entonces, avisados por m�viles, se congregaron delante de la casa de mi madre una marabunta de j�venes (chicas y chicos) que comenzaron a aporrear la puerta, insultarla (�vieja!, �amargada!, �bruja!), lanzar botes y a amenazarla (�te vamos a amargar la vida!, �te vas a enterar!). Mi madre llam� al 112 y le remitieron a la Polic�a Local de San Vicente, que cuando llegaron llamaron al timbre y, sin m�s, le pidieron la documentaci�n a mi madre, rodeados de las decenas de j�venes que eran testigos del tratamiento y ve�an dicha actuaci�n policial. Mientras uno fue a comprobar los datos, el otro le dijo: "�Les va a devolver el bal�n?" Mi madre, incr�dula, les dijo que les hab�a llamado porque tem�a, como pod�an ver, por su seguridad, y el polic�a la sermone� sobre que "Se�ora, son j�venes" (�y mi madre es una se�ora de edad que tiene a su cargo a otra de 100, y necesitan estar seguras y tranquilas en su casa, no piden nada a nadie!), "Se�ora, usted no puede no darles el bal�n (claro, tiene tiempo de sobra para hacerles de recoge-balones), si est� disconforme, env�e un escrito bla, bla, bla...". Y todo esto rodeados de los j�venes que ve�an c�mo as� se reforzaban sus actitudes matoniles.
Dejo que ustedes saquen sus conclusiones acerca de c�mo se est� yendo por el sumidero el conjunto de valores, fundado en el respeto, que salvaguardan una sociedad saludable. �Qu� est� pasando para que no importe ya la seguridad de una anciana de 100 a�os? �Por qu� es m�s importante el derecho l�dico sin l�mites de unos j�venes que la seguridad de un beb� que puede estar acostado en el porche, como ha ocurrido estas vacaciones? �Por qu� la Polic�a Local de San Vicente no protege a los que claramente son v�ctimas, y viene a reclamar �un bal�n! de forma prioritaria? Espero que el Ayuntamiento ponga remedio a todos estos desmanes, que no tengamos que lamentar da�os, porque estos chavales est�n dispuestos a todo, y que los padres eduquen a sus hijos en el respeto al otro, tambi�n.
Mi madre siempre me tendr� a m� para hacer valer sus derechos leg�timos all� donde haya que llegar. |